MINISTERIO DE ALABANZA

MINISTERIO DE ALABANZA

Estamos convencidos de que el ser humano fue creado para adorar al único Dios verdadero. Fue hecho para reconocer y exaltar la grandeza, gloria, poder, soberanía, honra y gracia del Dios Santo. Esta adoración no sólo se realiza cuando la Iglesia está reunida en culto, sino también en cada acto cotidiano que se vive para la gloria de Dios.

 

Visión

Guiar a las personas a una relación creciente con Cristo  través de la música, dirección de la alabanza, proyección, audio, video, guiar a las personas a una relación creciente con Cristo.

 

Propósito

Invertir tiempo en personas creyentes y no creyentes a través de capacitación en las diferentes áreas que componen el servicio de adoración y eventos de la Iglesia para ministrar a la misma para Gloria de Dios.

 

La adoración es un encuentro con Dios

Bases bíblicas

(Juan 4:24; 1 Cor. 14:15, 23-26, 10:31; Sal. 98, 100, 150; Col. 3:17;  )

Estamos convencidos de que el ser humano fue creado para adorar al único Dios verdadero. Fue hecho para reconocer y exaltar la grandeza, gloria, poder, soberanía, honra y gracia del Dios Santo. Esta adoración no sólo se realiza cuando la Iglesia está reunida en culto, sino también en cada acto cotidiano que se vive para la gloria de Dios.

 

Características de la Adoración en el Culto

 

Celebrativa y Reflexiva

La adoración en el culto tiene su enfoque en Dios, en Su carácter y Sus hecho maravillosos. Es la celebración de Su señorío y gracia sobre nuestras vidas. Pero al mismo tiempo, debemos tener un profundo sentido de reflexión porque estamos ante el Dios Santo, Santo, Santo; y a quién los cielos no pueden contener. Es por eso que en el culto tendremos un gozo reverente y una reverencia gozosa.

 

Edificante y Sensible

Aunque el enfoque del culto es vertical, reconocemos que también tiene una dimensión horizontal. En el culto no nos reunimos para adorar como individuos, sino como Iglesia. Por lo tanto, en el culto seremos sensibles a los sedientos espirituales que nos visiten, sin dejar de desafiar y edificar a los creyentes en Cristo.